Quédense nomás, ché,
no se molesten...Yo me voy
con ustedes en el alma
y con plena conciencia de mi lucha.
Amigos míos:
quédense tranquilos.
No quiero verlos en el puerto, a ustedes,
alineados cual pájaros de tarjeta postal
ni sacando pañuelos.
No, no; nada de eso:
En los ojos de ustedes
se mira mi entereza.
¡Oh, amigos,
mis hermanos de combate,
mis compañeros de trabajo:
Adiós, sin ninguna palabra!
Tentarán el cerrojo de la puerta las noches,
Los años tejerán su tela en la ventana,
pero yo cantaré con tono de combate
mi canto de prisión.
Volveremos a vernos, amigos míos,
sí, volveremos a vernos.
Reunidos nuevamente sonreiremos al sol,
de nuevo pelearemos codo a codo.
¡Oh, amigos,
mis hermanos de combate,
Adiós!
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