Pocas... y no largas ni afanosas mis
rutas...
Quiero andarlas sin prisa
y arribar a los albergues
sin fatigas
cuando aún el sol corone,
allá, en la lejanía,
el páramo o la cumbre...
Antes que muera el día
quiero entrar en la venta erguido y fuerte
sin requerir cuidados del ventero y la hija.
Pocos... y cortos, muy cortos... y sin afán también
los años que me resten de vida...
Quiero vencerlos
sin congojas ni agonías,
sin ambición
y sin envidias...
y arribar a la posada de la muerte
cuando me sienta joven todavía.
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