Tóquela
apenas –me salió una llaga.
Se me escapó el teléfono.
La sala contigua
de la contigua
con modorra:
¿Cuándo sucedió?
¿De dónde salió un
lechón vivo?
El timbre se queja de las quemaduras.
El teléfono está al rojo vivo.
¡Ella está enferma!
¡Ella está en cama!
¡Vete!
¡Rápido!
Oprimo el ardor de la carne humeante.
El rayo rayó fugaz mi cuerpo.
Apreté el labio en el calor del teléfono.
Perforando
agujeros
en la casa
por la Miasnítskaya
a través del campo
haciendo
el cable,
el número
voló
como bala
hasta la señorita.
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