A VISTA PERDIDA, de César Moro

 


No renunciaré jamás al lujo insolente al desenfreno suntuoso de pelos
        como fasces finísimas colgadas de cuerdas y de sables
Los paisajes de la saliva inmensos y con pequeños cañones de
        plumas-fuentes
El tornasol violento de la saliva
La palabra designando el objeto propuesto por su contrario
El árbol como una lamparilla mínima
La pérdida de las facultades y la adquisición de la demencia
El lenguaje afásico y sus perspectivas embriagadoras
La logoclonia el tic la rabia el bostezo interminable
La estereotipia el pensamiento prolijo
El estupor
El estupor de cuentas de cristal
El estupor de vaho de cristal de ramas de coral de bronquios y de
        plumas
El estupor submarino y terso resbalando perlas de fuego impermeable
        a la risa como un plumaje de ánade delante de los ojos
El estupor inclinado a la izquierda flameante a la derecha de columnas
        de trapo y de humo en el centro detrás de una escalera
        vertical sobre un columpio
Bocas de dientes de azúcar y lenguas de petróleo renacientes y
        moribundas descuelgan coronas sobre senos opulentos bañados
        de miel y de racimos ácidos y variables de saliva
El estupor robo -de estrellas gallinas limpias labradas en roca y tierna
        tierra firme mide la tierra del largo de los ojos
El estupor joven paria de altura afortunada
El estupor mujeres dormidas sobre colchones de cáscaras de fruta
        coronadas de cadenas finas desnudas
El estupor los trenes de la víspera recogiendo los ojos dispersos en
        las praderas cuando el tren vuela y el silencio no puede seguir
        al tren que tiembla
El estupor como ganzúa derribando puertas mentales desvencijando
        la mirada de agua y la mirada que se pierde en lo umbrío de la
        madera seca Tritones velludos resguardan una camisa de mujer
        que duerme desnuda en el bosque y transita la pradera limitada
        por procesos mentales no bien definidos sobrellevando
        interrogatorios y respuestas de las piedras desatadas y feroces
        teniendo en cuenta el último caballo muerto al nacer el alba de
        las ropas íntimas de mi abuela y gruñir mi abuelo de cara a la
        pared
El estupor las sillas vuelan al encuentro de un tonel vacío cubierto
        de yedra pobre vecina del altillo volador pidiendo el encaje y
        el desagüe para los lirios de manteleta primaria mientras una
        mujer violenta se remanga las faldas y enseña la imagen de la
        Virgen acompañada de cerdos coronados con triple corona y
        moños bicolores.
La medianoche se afeita el hombro izquierdo sobre el hombro derecho
        crece el pasto pestilente y rico en aglomeraciones de minúsculos
        carneros vaticinadores y de vitaminas pintadas de árboles de
        fresca sombrilla con caireles y rulos
Los miosotis y otros pesados geranios escupen su miseria
El grandioso crepúsculo boreal del pensamiento esquizofrénico
La sublime interpretación delirante de la realidad
No renunciaré jamás al lujo primordial de tus caídas vertiginosas
        oh locura de diamante

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