Hermano de la hoz y de la trilla,
hermano del molino atareado,
hermano con el pecho enrojecido
por el calor del horno, dime, hermano,
¿dónde está el pan que hiciste con fatiga?
¿En dónde esta mi pan, que no lo alcanzo?
El pan que hiciste, para todos era.
Igual que tú lo haces, me lo gano.
Con sangre, con sudor y golpe a golpe,
partiéndome los huesos a destajo.
¿Por qué no está en mi casa? ¿Es el camino
tan largo de la espiga hasta mis labios?
Mis hijos piden pan y no lo tienen.
¿Dónde va el pan bien hecho y bien ganado?
Hermano nuestro de la mina
y del taller y del andamio,
hermano de los olivares
y de las redes del pescado,
el pan que cuecen nuestros hornos
para vosotros lo amasamos
pero, del trigo hasta la boca,
¡cuántos ladrones acechando!
Está el hocico de la hiena,
están las garras del milano,
están los buitres con su pico,
miles de dientes afilados.
Pongámonos mucho más cerca,
hagamos nudo con las manos;
hombro con hombro, pecho a pecho,
los corazones apretados.
Un solo cuerpo a la tarea,
un solo afán, un solo brazo.
Todas las frentes un sudor
y una canción para alegrarlo.
Entre hombre y hombre ni un resquicio
para el cuchillo mas delgado.
Nadie podrá romper el nudo,
poner cadenas en los brazos.
No nos podrá morder el lobo.
No nos podrá partir el rayo.
El pan que salga de los hornos,
pan bien cocido y bien ganado,
será el pan nuestro de cada día,
ni discutido ni menguado
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