Átomo extraviado, arbolillo,
Creces y yo tengo derecho de tránsito.
En la enseña del prado que bebe,
con poca instrucción saboreábamos, niños,
Puras claridades matinales.
El amor que profetizó
Invita al fuego a recobrarlo todo.
Fruto volado del arce,
Tu futuro es un antaño.
Tus alas son llamas difuntas,
Su filván amargo rocío.
¡Llega la lluvia de resurrección!
Vivimos, nosotros, de esa libertad,
Luna y sol, freno o látigo,
En un orden alucinado.
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