A desandar los pasos del olvido.
A ser la potestad y la presencia
del amor, y a vivir en la evidencia
más alta de nosotros, he venido.
El campos se descubre, protegido
por un cielo de noble transparencia,
y el aire, en la floral adolescencia
de la mañana, fluye desasido.
Aire de claridad. Está la vida
tan indudable y cerca de nosotros,
que en la luz y en el agua la tocamos.
Somos de luz hasta en la oculta herida,
y nos parece que en la calma de otros
inmensos corazones descansamos.
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