PIEDRA FUNDAMENTAL, de Alejandra Pizarnik

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy

errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta

hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda

en la entrada del templo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes,

gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de

un lenguaje activo que las alude,

signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los

fundamentos, drenan y barrenan,

y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es

yo, que espera que me calle para tomar posesión de

mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos

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