Haremos un disparate,
por ejemplo:
pasar bajo las nubes.
Entonces será probable
que nos sintamos nuevos
y profundos.
Yo te diré:
uno y dos son cinco;
tú no sabrás de cuentas,
tendrás los ojos fijos
en un canario.
Yo te diré
que creces
sin cuidado.
Tú lavarás el tiempo con cerveza
para confundirlo conmigo
y le llamarás inevitables nombres
a mis espejuelos.
Pelearemos
por todo y por nada.
Insultados a bordo de la estrella,
incorrectos,
solos,
muriéndonos...
Pronunciaré la palabra
para salvarme,
y tú dirás:
no seas seria, acuéstate conmigo.
Esta tarde
estabas de memoria en el frío.
Te hubiera profanado con mis senos,
y sin embargo,
ya ves,
sólo te escribo.
Sí, hoy callabas,
aproveché tu silencio,
hice mentiras y te las puse en la lengua quieta,
y tú, pues, sin saberlo,
dijiste:
amor mío.
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