CONDENADOS, de Rafael Alberti

    


   "Del generalísimo Franco decía por ahí la gente que no era inmortal, sino inmorible, tanto tardaba en entregar a Dios su alma y su mano casi paralítica de firmar penas de muerte. Pero esta vez no iba a poder hacerlo, pues aquellos seis bravísimos vascos del proceso de Burgos levantaron en el mundo tal oleada de protestas que se lo impidió. Se llamaban Izko, Uriarte, Larena, Gorostidi, Onaindia y Dorronsoro. Yo me apresuré a escribir un breve poema - “Condena” - en el que predecía que si los mataba ellos serían los seis clavos de su caja, los que clavarían su vida para siempre.
    Mi poema, que apareció en los diarios de Italia, al día siguiente lo publicaron, en diversos idiomas, los mejores periódicos del mundo. A España voló clandestinamente, corriendo en miles de copias por todas partes. Me enteré más tarde, por alguien que lo presenció, que en un consejo de ministros, ante el Caudillo, Sánchez Bella mostró una copia, para demostrar que eran sólo los comunistas los que habían desatado la campaña en favor de los vascos. Nunca me he sentido más orgulloso de ser un poeta comprometido. Hasta vi, por la televisión italiana, cómo iba presidiendo, en una enorme pancarta, una gran manifestación en Londres ante la Embajada Española."

Si los condenas a muerte,
si los matas,
ellos serán los seis clavos
de tu caja,
los seis clavos de tu vida,
los últimos, si los matas.
Ellos serán los seis clavos,
los últimos, de esa España
que sólo sabe de muerte,
triste España
que sólo existe en el mundo
cuando la muerte habla,
cuando sólo
por ti la mano levanta
para matar, pues la muerte
es la vida de esa España.
Pero los mates o no,
tu muerte está ya cercana.
Ya estás muerto, muerto, muerto,
ya en la tapa
de tu ataúd hay seis clavos
que la clavan,
que para siempre la clavan.


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