Amo de mi ser la cosas oscuras,
en las cuales se ahondan mis
sentidos;
en ellas, tal como en añejas
cartas,
hallé mi vida diaria ya vivida,
superada, hecha lejana leyenda.
De ellas sé que tengo espacio para
una
segunda vida, anchurosa y sin
tiempo.
Y a veces soy como el árbol que
adulto
y rumoroso, encima de una tumba,
cumple el sueño que el muchacho, ya
sido,
(por el que se entran sus raíces
cálidas)
perdió en melancolías y canciones.
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