Una precaución oratoria:
la creación de reglas no es un fin poético en sí mismo. Si a así
fuera, el poeta no tardaría en convertirse en una especie de
escolástico habilidoso que crea reglas para cosas y situaciones
inútiles o inexistentes. Sería, por ejemplo inútil crear reglas
para contar estrellas pedaleando una bicicleta a toda velocidad.
¿Qué situaciones
tenemos que formular? ¿Qué situaciones exigen reglas? La vida nos
las está poniendo delante continuamente. Los procedimientos
expresivos y el objeto real de esas reglas los definen la clase y las
exigencias de nuestra lucha.
Por ejemplo: con la
revolución irrumpió en la calle el áspero lenguaje de millones de
hombres, y el argot de los suburbios llegó hasta las céntricas
avenidas. “Lo ideal”, “los principios de justicia”, “el
principio divino”, “la imagen trascendental del Cristo y el
Anti-Cristo”: todas esas palabras castradas, todos los discursos
susurrados en los restaurantes, el lenguaje, en suma, de los
corrillos intelectuales, tuvieron que desaparecer. El lenguaje se
asoma a una nueva era. ¿Cómo preservar su fuerza poética? Las
reglas antiguas, los “amor, siempre”, el verso alejandrino, han
dejado de servirnos. ¿Cómo introducir en la poesía el lenguaje
hablado y cómo salvar la poesía de esas conversaciones?
¿Montarse a caballo de
la revolución de los yambos?
Nos hemos vuelto ruines,
resignados,
No hay para nosotros
salida,
Desde el camino levanta
sus brazos negros la atalaya (Z. HIPPIUS)
¡No! ¡A quién se le
ocurre imitar con yambos de cuatro pies, concebidos para el secreteo,
el estrépito ensordecedor de la revolución!
Héroes, vagabundos de
los mares, albatros,
Invitados de honor en
bulliciosos festines,
Tribu de águilas,
marineros, marineros,
¡Vuestras son las joyas
de los cantos, las palabras! (KIRILOV)
¡No!
¡Hay que conceder, de
una vez, el derecho de ciudadanía a la nueva lengua! ¡Hay que
gritar, en vez de tararear, hay que redoblar los tambores en vez de
arrullar!
¡No perdáis el ritmo de
la revolución! (BLOCK).
¡Desplegad filas en la
marcha! (MAYAKOVSKI)
No basta con poner
ejemplos de versos nuevos, ni con proporcionar reglas para actuar,
por medio de la palabra, sobre las masas revolucionarias. Tenemos
también que calcular esta acción, de manera que ayude de la mejor
manera posible a su clase.
No basta decir: “Vigila,
el enemigo incansable” (Block), hay que describir con precisión el
rostro de ese enemigo o, al menos, contribuir a desenmascararlo.
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