A DIOS PADRE, de Katherine Mansfield





Al Dios pequeño y compasivo rezo
al Dios de barba larga y gris
y ondeante toga atada con cinturón de cáñamo
que asiente y murmura sentado en el descomunal trono del Cielo
Cuantísimo tiempo ha pasado, Dios querido, desde que
pusiste las estrellas en su sitio
desde que ceñiste la tierra con el mar, e inventaste el día y la noche.
Y aún más desde que te asomaste por la ventana azul del Cielo
para ver a tus criaturas jugar en el jardín…
Ahora todos somos más fuertes que tú y más sabios y arrogantes
en rápida procesión te sobrepasamos.
“¿Quién es esa marioneta que asiente y murmura
en el trono descomunal del Cielo?
Baja de tu puesto, Barba Gris,
¡estamos hartos de tus juegos!”.
Hace siglos que no creo en ti
pero hoy mi necesidad de ti ha vuelto.
No quiero un futuro color de rosa
ni libros de aprendizaje – ni protestas ni rechazos –
Estoy cansada de que tiren de mí –
Oh Dios, lo que quiero es sentarme en sus rodillas
en el trono descomunal del Cielo.
Y dormirme con las manos enredadas en tu barba gris.

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