LA LIBERTAD DEL PUEBLO, de Fadwa Tuqan





¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!

Voz que, con boca colérica, repito,

bajo las balas y entre el fuego;

tras la que corro aún,

a pesar de llevar los pies trabados;

cuyas pisadas sigo,

a pesar de la noche,

en la marea de la ira aún llevada.

Yo combato, gritando:

¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!

Y los puentes, y el río sacrosanto

Repiten:

¡Libertad!

¡Y libertad!

repiten las dos orillas.

En mi patria, el ciclón, las lluvias, y los truenos.

lo repiten conmigo:

¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!

* * *

Continuaré escribiendo su nombre al combatir:

En la tierra, en los muros, en las puertas,

contra las brechas de las casas;

en la mezquita y el ara de la Virgen,

por todos los caminos de las fincas.

Por todas las colinas, las pendientes,

las calles, las esquinas.

En la cárcel y el calabozo de tortura.

En la madera de las horcas.

Continuaré, a pesar de las cadenas,

a pesar de las casas destrozadas,

a pesar de las grandes hogueras,

escribiendo su nombre.  Para ver

cómo se va extendiendo por nuestra patria y crece,

y continúa creciendo,

sin parar, hasta cubrir

palmo a palmo su húmeda tierra.

Hasta ver cómo una roja libertad abre todas las puertas

mientras huye la noche,

y aplasta la luz los fustes de la niebla.

* * *

¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!

Y los puentes, y el río sacrosanto

repiten;

¡Libertad!

¡Y libertad!

Repiten las dos orillas.

En mi patria, el ciclón, las lluvias y los truenos,

y los pasos del iracundo viento,

lo repiten comino:

¡Libertad!

¡Libertad!

¡Libertad!


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