MADRID-OTOÑO, de Rafael Alberti




¡Palacios, bibliotecas! Estos libros tirados
que la yerba arrasada recibe y no comprende,
estos descoloridos sofás desvencijados,
que ya tan sólo el frío los usa y los defiende;
estos inesperados
retratos familiares
en donde los varones de la casa, vestidos
los más innecesarios jaeces militares,
nos contemplan, partidos,
sucios, pisoteados,
con ese inexpresable gesto fijo y oscuro
del que al nacer ya lleva contra su espalda el muro
de los ejecutados,
este cuadro, este libro, este furor que ahora
me arranca lo que tiene para mí de elegía
son pedazos de sangre de tu terrible autora.
Ciudad, quiero ayudarte a dar a luz tu día.

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