CANCIÓN PARA MAÑANA, de Piedad Bonnett


Hoy
que me he puesto mi vestido nuevo y me paseo
entre gentes ruidosas, atareadas,
y que el mundo parece seguir el plan trazado,
su comba en forma plena, con la máscara puesta,
hoy que Dios ha asomado puntual a mi ventana
y me ha dado solícito mis gafas y mi pluma,
puedo soñar mi muerte (usted tendrá la suya)
mientras miro la vida pasar por mi ventana.
Mi muerte con su sábana y su dolor de golpe,
mi muerte en plena calle con la sonrisa puesta
y el libro en el bolsillo,
pero tal vez espinas en los ojos y agujas en las uñas,
y la sonrisa colérica de la bella enfermera,
y el algodón de sangre y las tijeras,
y un pedazo de cielo en la ventana,
un cielo que tendré que aprender de memoria
para llevarlo conmigo a donde sea.
Mi muerte con su olor y sin tu mano.
Mi muerte con su astilla y sin tu cuello.
Mi muerte y su responso y su esperanza.
Mi muerte sin yo misma ¡Qué tristeza!
Hoy que todo va bien,
que todo el mundo apuesta, pone su firma, suma,
puedo soñar mi muerte,
esa mi sola muerte,
sola,
sola.

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