HABITACIÓN DE HOTEL, de Vladimir Nabokov




No cama del todo, no del todo banco.

Papel pintado: un amarillo torvo.

Un par de sillas. Un espejo bizqueante.

Entramos, mi sombra y yo.


Con vibrante sonido abrimos la ventana;

se desliza hasta el suelo el reflejo de la luz.

Es la noche sin aliento. Lejanos perros

con variados ladridos fracturan el silencio.


Inmóvil, me quedo junto a la ventana,

y en la negra vasija del firmamento

como gota dorada de miel refulge

la pulposa luna. –— Sebastopol, 1919


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