REUNIÓN DE POETAS, de Leopoldo de Luis





¿Se aloja en la belleza del paisaje
o llega en cada uno de nosotros?
¿Es una realidad bella y estática
o nace si la miran nuestros ojos?
¿Pasa única, vestida de distintas
ropas, o en cada veste es alma y rostro
diferentes? ¿Nos busca o la buscamos?
¿Es un lenguaje matinal o un soplo
de atardecer? ¿Mañana exacta y pura
se mantendrá, después de nuestro acoso?
Pasan sus oficiantes, ¿en su música
va el secreto, o habrá música en todos?
Pasan distintos. Cada uno, acaso,
se siente el elegido de su trono,
pero quizá no sea sino oscuro
pretendiente de un mítico tesoro.
¿Son pescadores de sirenas o
son artesanos de juguetes rotos?
¿Perlas encuentran en moluscos muertos
o pobres gemas en sus propios pozos?
Se miran con recelo, como
si sus monedas pudieran robar otros.
Sin embargo sonríen: creen tener
las claves mismas de lo misterioso.
Buscan la trascendencia, pero a veces
elaboran un mero soliloquio
y van entre la duda y la pregunta,
entre su corazón y el testimonio.
Dionisiacos exultan de alegría
o entran sombríos en su sacerdocio.
¿Por qué propagan la belleza si
creen ser dueños de su monopolio?
Lanzan barcos al mar de la hermosura
y piensan ser su capitán a bordo.
Aquí están los poetas, ¿quién diría
que un ángel se ha posado en cada hombro?
Pero la Poesía vive porque vive
cada uno de ellos. Y por eso sólo.

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