NO DEBERIAS DEJARME, de César Fernández Moreno





No deberías dejarme solo
tropezando en los primeros tramos de la noche
si ayudaste a la tarde a cambiar sus colores
si favoreciste los últimos movimientos del sol
y ponías en marcha el viento donde viene la sombra
entonces qué te costaba dar unos pasos más unos grillos más simplemente permanecer a mano

acompañarme hasta ese borde cortado a pico donde la noche
se perfecciona en sueño
entonces sí dejarme caer en ese abismo
donde a veces te veo cruzar como luciérnaga dudosa

derribado es más fácil estar solo 
dejarte y acostarme 
es casi lo mismo que yacer a tu lado 
entonces permanezco suspendido en el centro de la noche
y tú en el centro de mí 
manando silenciosamente 
hasta que todo es nada.


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