MUERTE DEL POETA, de Raúl González Tuñón


 

¡Qué muerte enamorada de su muerte!

¡Qué fusilado corazón tan vivo! 
¡Qué luna de ceniza tan ardiente

en donde se desploma Federico!

Los menudos rumores de la muerte
alrededor del esqueleto niño
cuando suben y bajan las mareas

en donde se desploma Federico.
¡Qué amor al que cayó por el acero 
de un alba de asesinos y de obispos 
¡Qué olor a siempreviva apasionada

en donde se desploma Federico!

¡Qué aire de antigua voz de estatua rota
rodea su sepulcro amanecido
cuando suben y bajan los claveles

en donde se desploma Federico!

Todas las cosas que él amaba crecen 
junto a su muerte desbordante río
que corre por la tierra de los hombres

en donde se desploma Federico.

Cigalas a las 7 de la tarde,
Jerez al alba de color subido
cuando suben y bajan las guitarras

en donde se desploma Federico.

Lloronas de pasión y velatorio,
rizos de niños mágicos dormidos,
poemas de Darío y de Neruda

en donde se desploma Federico.

Toreros muertos y solteras solas
y puentes y navajas como lirios
cuando suben y bajan las campanas

en donde se desploma Federico.

¡Qué muerte enamorada de su muerte! 
Habitado en violeta y en jacinto,
Santo Sepulcro el que conquistaremos

en donde se desploma Federico.

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