SUS OJOS SIEMPRE PUROS, de Paul Eluard




Días de lentitud, días de lluvia,
días de espejos rotos y de agujas perdidas,
días de párpados cerrados al horizonte de los mares,
de horas iguales siempre, días de cautiverio.
Mi alma que brillaba aún sobre las hojas,
mi alma está, como el amor, desnuda.
La aurora que se olvida le hace besar su rostro
y contemplar su cuerpo obediente e inútil.
Pero yo vi los más bellos ojos del mundo,
dioses de plata que tenían zafiros en las manos, dioses completamente, pájaros en la tierra
y en el agua, los vi.
Sus alas son las mías, nada existe
sino su vuelo que sacude mi miseria,
vuelo de estrella y resplandor,
vuelo de tierra y piedra
sobre los ríos de sus alas.
Mi pensar sostenido por la vida y la muerte.

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