ROMANCE VII o del negro de las catas mineras, de Cecilia Meireles

 


Ya se oye cantar al negro

 y aún ha de tardar el día.

 ¿Será al lucero del alba

 con sus rayos de alegría?

 ¿Será por algún diamante,

 ardiente en la aurora fría?

 

 Ya se oye cantar al negro

 por la agreste inmensidad.

 Sus amos están durmiendo,

quién sabe qué soñarán.

    Ojos clavados al suelo,

 siempre espía el capataz.

 

Ya se oye cantar al negro.

 ¡Qué nostalgias por las sierras

El cuerpo, en aquellas aguas;

 el alma, en lejanas tierras.

 En cada vida de esclavo,

qué sordas, perdidas guerras.

 

 Ya se oye cantar al negro.

 ¿Por dónde se encontrarán

 esos diamantes sin mancha

 que traen la libertad,

piedras cuyo corazón

 —más que humano—es un fanal?

 

 Ya se oye cantar al negro.

 Llora neblinas el alba

. Piedra menuda no vale:

¡libertad, piedra granada

 La tierra,toda movida...

 El agua, toda tornada.

 

.. Dios del cielo ¿y es posible

 tanto penar, para nada.     

Comentarios