ESA INFINITA TRISTEZA, de Miguel Oscar Menassa

 


Esa infinita tristeza
                             amiga mía
huyendo hacia la luz
hacia el incierto mundo de paz
hoy está con nosotros.
Pradera de sal sin dolor
seca o húmeda según los ojos de mi amada,
inquieta, pero realmente extendida para nosotros,
para nosotros hermosos por nuestra juventud
indolentes para la guerra
asustados, terriblemente asustados
de nuestra infancia.
                              Vos y yo, solos
clavados o crucificados en la ciudad
envueltos por la sonrisa del río siempre turbio
siempre maravilloso.
                                 Trepados al amor
trepados o encaramados al amor
Resistimos. Esa infinita tristeza
                                           amiga mía
a causa de un pequeño maravilloso llanto.

No trae mucha lujuria
o tristeza este canto
Es un canto de amor.
Porque yo he estado muy cerca de los Alpes
y vengo de un verano tremendo y caluroso.
Un verano de amor.
Y amarla no significa habérselo dicho
ni haber hundido las manos hasta su infancia.
Amarla
          es decir
haber visto o sentido
la alegría de su carne abierta o desprevenida
al solo bajo el sol,
su risa de muchacha loca
sus besos de muchacha loca
entre la niebla de un cielo milanés
entre la nieve de una ciudad
cerca de los lagos.
Porque toqué sin piedad la piel de las colinas
he podido asomar mi cabeza al mar
y he caminado sin temor sobre el agua
he visto llena de amor la cara de mi amada
entre canales y flores con un mismo perfume.
Y amarla, no significa haberle sacado fotografías de pie
o recostada a orillas del PO.
Amarla
            es decir
poder escuchar los latidos de su vientre
presentir el crecimiento de sus pechos
y creer creer profundamente que esto es posible
porque hemos estado juntos muy cerca de los Alpes
y venimos de un verano tremendo y caluroso.
Un verano de amor.

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