LOS ÁNGELES DE LA PRISA, de Rafael Alberti


Espíritus de seis alas,

seis espíritus pajizos,

me empujaban.

Seis ascuas.

Acelerado aire era mi sueño

por las aparecidas esperanzas

de los rápidos giros de los cielos,

de los veloces, espirales pueblos,

rodadoras montañas,

raudos mares, riberas, ríos, yermos.

Me empujaban.

Enemiga era la tierra,

porque huía.

Enemigo el cielo,

porque no paraba.

Y tú, mar,

y tú, fuego,

y tú,

acelerado aire de mi sueño.

Seis ascuas,

oculto el nombre y las caras,

empujándome de prisa.

¡Paradme!

Nada.

¡Paradme todo, un momento!

Nada.

No querían

que yo me parara en nada.

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