VEINTIDÓS MUCHACHOS, de Baldomero Fernández Romero

 


Son veintidós muchachos, las rodillas
al aire. Olor a magulladas hierbas.
El público, con ojos asombrados,
el fuerte gozne articular observa:
la poderosa valva de la rótula,
los tendones, tirantes como cuerdas.
Van y vienen los trajes de colores,
ahora da uno una patada épica,
algo vuela hacia el sol, y no se sabe
si es pelota o si es la misma tierra.

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