BUENO Y ¿QUÉ?, de Baldomero Fernández Romero

 


Aunque tuvieras, poeta,
un castillo en una cumbre
un salón lleno de lumbre
y un gran sillón de vaqueta;
al llegar la noche quieta,
sobre mi hastío de pie,
me diría: bueno ¿y qué?
y componiéndome el talle
me largaría la calle
a la calle y al café.


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