NIEVE, de Mao Tse Tung (China-1893)


(SEGÚN LA MELODÍA SIN YUAN CHUN)

Paisaje del norte:

cien leguas selladas por el hielo,

mil leguas donde la nieve cae lentamente.

Dentro y fuera de la Gran Muralla

sólo una blanca vastedad sin límites.

A derecha e izquierda, el gran río

ha perdido de pronto su impetuoso impulso.

Danzan las montañas, serpientes de plata:

las mesetas, elefantes de cera, avanzan

como para igualar en altura al cielo.

Y en los días de sol

puede verse un manto rojo sobre la blancura:

hechicera hermosa.

Tan cautivador encanto de todo este panorama

hizo que innumerables héroes rivalizarán en

rendirle homenaje.

Lástima que a Chin Shi Huang y Han Wu Di

les faltara un lustre de cultura,

y que Teng Tai Song y Sung Tai Ten

no tuviesen mayor gusto por las letras,

y que Gengis Khan,

Hijo Predilecto del Cielo mientras vivía,

no supiera sino templar su arco contra

el águila gigante.

Pero todo eso es pasado.

Para encontrar verdaderos héroes

hay que buscar en el presente.

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