LA VOZ A TI DEBIDA, de PEDRO SALINAS [Fragmento 1]



“Mañana”. La palabra

iba suelta, vacante,

ingrávida en el aire,

tan sin alma y sin cuerpo,

tan sin calor ni beso,

que la dejé pasar

por mi lado, en mi hoy.

Pero de pronto tú

dijiste: “Yo, mañana...”

Y todo se pobló

de carne y de banderas.

Se me precipitaban

encima las promesas

de seiscientos colores,

con vestidos de moda,

desnudas, pero todas

cargadas de caricias.

En trenes o en gacelas

me llegaban –agudas,

sones de violinesesperanzas

delgadas

de bocas virginales.

O veloces y grandes

como buques, de lejos

como ballenas

desde mares distantes,

inmensas esperanzas

de un amor sin final.

¡Mañana! Qué palabra

toda vibrante, tensa

de alma y carne rosada,

cuerda del arco donde

tú pusiste, agudísima,

arma de veinte años,

la flecha más segura

cuando dijiste: “Yo...”.

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