LA FORMA ÉPICA DEL ENGAÑO, de Pablo de Rokha

 


El mundo no lo entiendo, soy yo mismo

las montañas, el mar, la agricultura,

pues mi intuición procrea un magnetismo

entre el paisaje y la literatura.

Los anchos ríos hondos en mi abismo,

al arrastrar pedazos de locura,

van por adentro del metabolismo,

como el veneno por la mordedura.

Relincha un potro en mi vocabulario,

y antiguas norias dan un son agrario,

como un novillo, a la imagen tallada.

Un gran lagar nacional hierve adentro,

y cuando busco lo inmenso lo encuentro

en la voz popular de tu mirada.

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